La verdad es que no me puedo quejar, tengo un trabajo admirable y bien remunerado, con 14 pagas y más de 11 meses de vacaciones. Ahora toca disfrazarme con bolas y luces, pero me mantendré erguido, son sólo unos días de ajetreo, me pongo en mi papel, mi aspecto es esperpéntico, lo sé, pero compensa ver las caras de felicidad de niños y adultos cuando me miran.
Aunque soy de plástico y ardo con facilidad, no está mal ser un árbol de navidad.