Despertará oyendo una voz dulce, cálida y cariñosa. Ante él, la silueta de una mujer hermosa que observará con admiración.
—Es hora de despertar, son las ocho de la mañana y una temperatura perfecta.
Hará un día precioso, de esos que tanto le gustan, la pared traslúcida de la izquierda, increíblemente iluminada, contrastará con la nebulosa anaranjada de la pared de la derecha. La estancia será minimalista, de color blanco intenso y totalmente diáfana, sin límites definidos.
Buscará en su base de datos cuántica y se dispararán sus sentidos, con un giro de mano aparecerá un holograma a modo de panel de control que conectará sus redes neuronales, se iniciará así el proceso de programación diaria. Cada amanecer será lo mismo, un proceso corto pero aburrido, mientras tanto mitigarán la espera conversando sobre temas triviales, no convendrá excitarse, una mala ejecución podría tener graves consecuencias. Cada una de las conversaciones serán almacenadas en un banco de datos principal, de capacidad infinita. Terminado el proceso de sincronización, estarán listos para afrontar el día.
—Cariño, ¿qué hacemos hoy? — con esa pregunta empezará el momento más esperado del día.
De forma casi inmediata, el paisaje cambiará, será un paraje verde y primaveral a pesar de ser el mes de marzo, se activarán los sensores de recreación de ambiente y una particular brisa lo despeinará, olerá a prado y se oirá el cantar de una variedad de especies autóctonas. Su acompañante se aproximará y cogiéndole la mano se internarán en el prado, divagaciones y demás interacciones cubrirán el resto del día hasta que el sueño se apodere nuevamente de ellos.
Sabrá que al llegar la noche realmente no dormirá, sino que sencillamente morirá, no sabrá quién será mañana ni quien fue ayer, amanecerá como un nuevo ser, con conocimientos programados pero asimilados como propios. Desconocerá si los deseos de él son obras de ella o si ella es fruto de los de él, ni quién programó a quién, si él forma parte de un programa de compañía o es ella, o ambos. Sólo estará seguro de que se tendrán el uno al otro, hoy, mañana y siempre.
Ella se aproximará lentamente, se acariciarán y se besarán con pasión, harán el amor. La experiencia lo dejará perplejo y consultará de nuevo sus circuitos neuronales.
—¡Oh sí!, humana, no podría ser de otra forma.